Un alto porcentaje de los calambres que ocurren durante el ejercicio puede ser atribuido a una gran pérdida de líquido corporal así como a la pérdida de electrolitos como el sodio. El sodio es un importante mineral que interviene en la formación de las señales eléctricas de los nervios que producen los movimientos musculares, y su deficiencia asociada a la de fluidos determina la presencia de músculos “irritables”.* Bajo tales condiciones, un movimiento un poco más intenso puede desencadenar una contractura muscular incontrolable. Recordemos que una ligera disminución del sodio sanguíneo, determinada por una dieta baja en sodio o una sudoración notablemente profusa, puede causar este cuadro. Por otra parte, se indica la teoría que sugiere, que la fatiga muscular causa una falta de control en los sensores eléctricos musculares (efecto excitatorio de los husos neuromusculares y del efecto inhibitorio del órgano tendinoso de Golgi) generando una contracción tetánica de la masa muscular.
Aparentemente la contracción del músculo en su posición mas corta es el factor mecánico desencadenante de este cuadro.* Los calambres: son contracciones dolorosas e involuntarias de los músculos que pueden ocurrir durante o después del ejercicio. En los atletas la causa de los calambres todavía no está claramente definida pero existen diversas teorías a las cuales se atribuye su aparición como la deshidratación, la alteración de los electrolitos y/o actividad anormal de las motoneuronas que inervan a los músculos.
La fatiga general y muscular así como la falta de elasticidad son factores que predisponen a su aparición. Su prevención y tratamiento se sustentan sobre un buen entrenamiento de una capacidad como la flexibilidad así como una buena nutrición e hidratación.
¿CUAL ES LA CAUSA DE UN CALAMBRE?* La presencia de calambres es generalizada a todos los deportes aunque su mayor incidencia es en deportes de resistencia como el maratón y triatlones. Es un evento bastante incapacitante caracterizado por la contracción dolorosa, espasmódica e involuntaria de la masa muscular esquelética que se puede presentar durante o después del ejercicio físico. Se puede evidenciar que los calambres pueden ser síntomas de síndromes clínicos congénitos, de condiciones patológicas adquiridas así como ciertas situaciones especiales entre las que están el ejercicio en ambiente caluroso donde hay una pérdida alta en líquido corporal debido a la sudoración profusa.
FACTORES DE RIESGO Y PREVENCION
En los deportes de resistencia como el maratón se han identificado factores de riesgo como un alto índice de masa corporal, hábitos irregulares de elasticidad, historia familiar de calambres, alta intensidad de entrenamiento, entrenamiento de larga duración, carrera en colinas y fatiga muscular precoz.* Ante la presencia de calambres musculares, se deberá intentar realizar ejercicios de elasticidad en los músculos afectados, manteniendo la posición de alargamiento hasta que ceda la contractura, retornando el músculo a su posición en forma que no reaparezca el calambre.
Al mismo tiempo se debería dar soporte al atleta colocándolo en un área fresca y proveerle fluidos de rehidratación oral.Es importante tratar de prevenir los calambres. Esto se puede lograr recomendando a los atletas que estén bien acondicionados para la actividad deportiva que realizan, que realicen ejercicio de flexibilidad en los músculos que hayan sufrido calambres previamente, que mantengan una adecuada nutrición ( carbohidratos y fluidos) para prevenir la fatiga muscular durante el ejercicio y de ser necesario que reduzcan la intensidad y la duración del esfuerzo.
PUNTOS A TENER EN CUENTA
• Los calambres son frecuentes en la mayoría de los deportes, aunque su prevalencia es mayor en los deportes de resistencia.
• Su aparición puede ser desencadenada por esfuerzos inusuales en intensidad y duración, que determinan niveles elevados de fatiga.
• Ante un cuadro de calambres, se deberá practicar un alargamiento estático del músculo afectado, llevándolo lentamente a su longitud inicial.
• Se pueden recomendar una adecuada Entrada en Calor, dirigida y controlada. Además, para su prevención un buen acondicionamiento físico que incluya ejercicios de flexibilidad así como una nutrición adecuada en los aspectos de energía e hidratación.